lunes, 28 de febrero de 2011

Alfonsina Storni y Cesár Vallejo.. Poetas Negros

Alfonsina Storni





Storni es conocida por su prosa  feminista, ya que busca en ella la igualdad entre el hombre y la mujer, y según la crítica, posee una originalidad que cambió el sentido de las letras de Latinoamérica. Otros dividen su obra en dos partes: una de corte romántico, que trata el tema desde el punto de vista erótico y sensual y muestra resentimiento hacia la figura del hombre, y una segunda etapa en la que deja de lado el erotismo y muestra el tema desde un punto de vista más abstracto y reflexivo. La crítica literaria, por su parte, clasifica en tardorománticos a los textos editados entre los años 1916 y 1925 y a partir de Ocre encuentra rasgos de vanguardismo y recursos como el antisoneto.

Alfonsina fue criticada severamente debido a que cuestiono el por que a las mujeres se les obligaba  conservarse vírgenes hasta el matrimonio y a los hombres no, ella  tuvo el coraje necesario para oponerse a la regla que exigía la virginidad femenina pero no la masculina. De aquí nacieron sus obras Tú me quieres blanca, heredero del Hombres necios de Sor Juana. Lo mismo ocurre en poemas como Hombre pequeñito, La que comprende, Siglo XX o Veinte siglos, textos basados en la búsqueda de la igualdad real para la mujer en el medio.

Sus composiciones reflejan, además, la enfermedad que padeció durante gran parte de su vida y muestran la espera del punto final de su vida, expresándolo mediante el dolor, el miedo, la soledad, el desamor y otros sentimientos.

Fue diagnosticada con Cáncer de mama, del cual fue operada. A pedido de un medio periodístico se realizó un estudio de quirología, cuyo diagnóstico no fue acertado. Esto la deprimió, provocándole un cambio radical en su carácter y llevándola a descartar los tratamientos médicos para combatirla.
 Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. Hay versiones románticas que dicen que se internó lentamente en el  mar.

Alfonsina Storni  es ciertamente una de las mujeres precursoras de la corriente llamada poetas negros debido a lo potente de sus letras, en donde nos trasmite todo ese dolor y soledad que sufrió durante su vida.
 

El Engaño, Alfonsina Storni

 

Soy tuya, Dios lo sabe por qué, ya que comprendo
Que habrás de abandonarme, fríamente, mañana,
Y que, bajo el encanto de mis ojos, te gana
Otro encanto el deseo, pero no me defiendo.
Espero que esto un día cualquiera se concluya,
Pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres.
Con voz indiferente te hablo de otras mujeres
Y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya.
Pero tú sabes menos que yo, y algo orgulloso
De que te pertenezca, en tu juego engañoso
Persistes, con un aire de actor del papel dueño.
Yo te miro callada con mi dulce sonrisa,
Y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa,
No eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño.


César Vallejo 

 

César Abraham Vallejo Mendoza

(Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892 -París, 15 de abril de 1938), poeta y escritor peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX.


 Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta universal después de Dante", palabras que no añaden nada al enorme legado del poeta del "dolor humano", quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente. En Trujillo se asoció con la llamada “bohemia trujillana”, círculo de intelectuales que más tarde sería conocido como el Grupo Norte. Este núcleo estuvo conformado por Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Víctor Raúl Haya de la Torre, Juan Espejo Asturrizaga, entre otros. En la capital Vallejo se vinculó con escritores e intelectuales como Abraham Valdelomar y su grupo Colónida, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, Manuel González Prada, José María Eguren y Juan Parra del Riego.

Fue en Lima donde publicó sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), que reúne poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial.

En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas melografiadas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso.

Vivió del periodismo complementado con trabajos de traducción y docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que serían publicados póstumamente.
Publicó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su más famoso cuento, "Paco Yunque", que fue publicado años después de su muerte.

Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos poemarios es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humana. Para muchos críticos, los “poemas humanos” constituyen lo mejor de su producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo de “poeta universal”

Es así pues que César Vallejo es conocido como el “Poeta del Dolor Humano” ya que el  nos transmite todo el sentimiento de dolor y angustia que atravesaba al momento de escribir.


HECES 

Esta tarde llueve, como nunca; y no
tengo ganas de vivir, corazón.

Esta tarde es dulce. Por qué no ha de ser?
Viste de gracia y pena; viste de mujer.

Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo
las cavernas crueles de mi ingratitud;
mi bloque de hielo sobre su amapola,
más fuerte que su "No seas así!"

Mis violentas flores negras; y la bárbara
y enorme pedrada; y el trecho glacial.
Y pondrá el silencio de su dignidad
con óleos quemantes el punto final.

Por eso esta tarde, como nunca, voy
con este búho, con este corazón.

Y otras pasan; y viéndome tan triste,
toman un poquito de ti
en la abrupta arruga de mi hondo dolor.

Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y no
tengo ganas de vivir, corazón!



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