martes, 1 de marzo de 2011

"El poeta del Amor", Pablo Neruda

Pablo Neruda

El Premio Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda, el poeta del amor, es considerado uno de los nombres fundamentales de la poesía hispanoamericana contemporánea, es el autor de algunos de los versos más leídos y recitados en el mundo, un best-seller permanente.

La obra de Neruda se puede distinguir en varios periodos, marcados por la temática y las estrategias expresivas.  La primera de ellas, le sirve para ser reconocido como: “El poeta del amor”, hablamos de su poesía neorromántica.

En esta etapa, su poesía se caracteriza por un corte postmodernista, con un predomino de lo amoroso, en esta etapa publica: Crescupulario (1923) y Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924).

El señor Neruda, se ha ganado a pulso el sobre nombre de “El Porta del Amor” debido a la cargar de amor y sentimientos con los que impregna cada uno de sus bellos poemas, el puede transmitir ese sentimiento que solo un ser humano enamorado puede entregar, el presenta a el amor como el sentimiento puro y vencedor, el dice que el amor es todo por lo que la humanidad debería de vivir.

Pablo Neruda y Salvador Allende


 No existe registro preciso de la fecha y la circunstancia en que se conocieron Salvador Allende y Pablo Neruda. Sin embargo, es probable que se hayan encontrado por primera vez en Santiago, en 1945, cuando ambos fueron elegidos como senadores. El primero, como representante del Partido Socialista (que colabora a fundar en 1933); el segundo, como representante del Partido Comunista, al que acababa de adherirse formalmente.

A partir de entonces, ambos contribuirán a trazar un mismo camino.

Neruda escribía a finales de ese año su famosa Carta íntima para millones de hombres, en la que denuncia una persecución contra los comunistas por una supuesta conjura para derrocar al gobierno. En la extensa carta, Neruda menciona el nombre de Allende como uno de los pocos legisladores en los que el Partido Comunista confiaba para demostrar la falsedad de tales acusaciones.

El 3 de septiembre de 1948, González Videla proscribía al Partido Comunista. Neruda vivía durante un período en la clandestinidad y escapa a Argentina en 1949. Volvía a Chile en julio de 1952 para estar presente en las elecciones de las que surgiría el sucesor del "campeón anticomunista".

El 13 de agosto de 1952, en un acto celebrado en la Plaza Bulnes para celebrar su regreso al país, Neruda habla a favor de la candidatura de Salvador Allende, quien se había postulado por primera vez a la Presidencia de la República.

Allende fue aspirante a la Presidencia en cuatro ocasiones (1952, 1958 y 1964). En cada una de ellas Neruda le brinda su apoyo. Fue en 1964 que escribía la Versaina popular, que puede leerse completa en el último torno de las Obras completas de Neruda, editadas por Hernán Loyola para Galaxia Gutenberg.

La cuarta vez no se limita a respaldarlo: "En un momento afortunado llego la noticia: Allende surgía como candidato posible de la entera Unidad Popular. Previa la aceptación de mi partido, presentan rápidamente la renuncia a mi candidatura. Ante una inmensa y alegre multitud  yo para renunciar y Allende para postularse."
 El Partido Comunista lo nombra candidato a la presidencia, pero Neruda renuncia y apoya a Salvador Allende. Allende gana las elecciones. Neruda es nombrado embajador en París.

A Neruda correspondía pronunciar el discurso con que concluye la campaña presidencial de Allende, en abril de 1970. En esa ocasión, dirigiéndose al candidato como en una "conversación de familia", dijo:

"Por primera vez los escritores y artistas vamos a tener un amigo verdadero o, más bien, un pariente próximo en La Moneda (...) En general, los escritores y los artistas, los llamados intelectuales, hemos vivido lejos de la Presidencia de la República, la hemos sentido como un trono vacío, como un sillón sin hombre (...).

"Futuro presidente de Chile: Espero que llames muchas veces a los escritores y a los artistas, y que en el gobierno nos hables y nos escuches... Tenemos un solo una petición que ya  compartes: la dignificación de nuestro pueblo."

Cuando Neruda fue distinguido con el Premio Nobel, en octubre de 1971, Allende dirigía unas palabras a sus compatriotas para anunciarlo:

"Personalmente tengo motivos muy especiales para sentirme en este instante conmovido por esta distinción que se otorga a Pablo, con quien durante tantos años participara en los combates populares (...) Siempre recordaré con emoción cómo el pueblo que escuchaba nuestros discursos políticos escuchaba con emoción y en silencio expectante la lectura que hacía Pablo de sus versos. Qué bueno fue para mi ver la sensibilidad del pueblo, y cómo los versos del poeta caen en el corazón y la conciencia de las multitudes chilenas."

"Creo haber conocido bien a Allende...", dice Neruda. Andando el tiempo construyeron una amistad profunda basada en convicciones compartidas y en la admiración mutua.

Tres poemas de Pablo Neruda 

 Soneto XVI

 Amo el trozo de tierra que tú eres,
porque de las praderas planetarias
otra estrella no tengo. Tú repites
la multiplicación del universo.

Tus anchos ojos son la luz que tengo
de las constelaciones derrotadas,
tu piel palpita como los caminos
que recorre en la lluvia el meteoro.

De tanta luna fueron para mí tus caderas,
de todo el sol tu boca profunda y su delicia,
de tanta luz ardiente como miel en la sombra

tu corazón quemado por largos rayos rojos,
y así recorro el fuego de tu forma besándote,
pequeña y planetaria, paloma y geografía.



Soneto XC


Pensé morir, sentí de cerca el frío,
y de cuanto viví sólo a ti te dejaba:
tu boca eran mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.

En ese instante se terminaron los libros,
la amistad, los tesoros sin tregua acumulados,
la casa transparente que tú y yo construimos:
todo dejó de ser, menos tus ojos.

Porque el amor, mientras la vida nos acosa,
es simplemente una ola alta sobre las olas,
pero ay cuando la muerte viene a tocar a la puerta

hay sólo tu mirada para tanto vacío,
sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.



Soneto XCV


Quiénes se amaron como nosotros? Busquemos
las antiguas cenizas del corazón quemado
y allí que caigan uno por uno nuestros besos
hasta que resucite la flor deshabitada.

Amemos el amor que consumió su fruto
y descendió a la tierra con rostro y poderío:
tú y yo somos la luz que continúa,
su inquebrantable espiga delicada.

Al amor sepultado por tanto tiempo frío,
por nieve y primavera, por olvido y otoño,
acerquemos la luz de una nueva manzana,
de la frescura abierta por una nueva herida,
como el amor antiguo que camina en silencio
por una eternidad de bocas enterradas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario